viernes, 2 de julio de 2010

las listas

Hace unos años en un restaurante cercano al caserío del escritor vasco Bernardo Atxaga, al que se accedía desde una gasolinera, y mientras la cocinera salteaba unos perrechicos cogidos en el amanecer del día, Bernardo me decía que el mundo giraba en torno a las listas. Yo le explicaba que tenía idea de hacer un periódico "en abierto" que recogiera con cierto criterio la opinión y los intereses de los lectores y él me insistía que la gente quería que se le enumeraran en columnas nombres de personas, de cosas, de cantidades... y que desde luego la disposición y el orden de cada lista debía tener una intención y un propósito además de facilitarle al lector una especie de brújula en el marasmo de la información.
El lector se pierde ante tanta información estructurada con los criterios que , de forma convencional , ordenan por secciones y temas los diarios. Se pierde en general o , a veces, lo que pierde es el interés por el cansino seguimiento de determinados temas alejados de sus preferencias.
Interpretar los temas fundamentales que preocupan al máximo de los lectores es una labor difícil para la que la redacción ha de tener algo más que puro olfato.
Yo le decía a mi compañero de mesa que las listas por sí solas serían demasiado aburridas y que podría suponer un mayor encorsetamiento y poco dinamismo para el diseño de un diario. Podía admitir la utilidad de éstas, pero le restaba emoción y "punch" a la información.
Sirvieron las setas y Atxaga guardó silencio mientras las degustaba concentrándose en su sabor exquisito, luego me preguntó: ¿Has visto a alguien que no sienta un leve cosquilleo cuando consulta una lista en la que espera verse aprobado o seleccionado? ¿o alguien que no tenga una cierta esperanza en ver que su número de lotería ha sido premiado repasando las columnas tipografíadas ? , ¿o los novios que discuten por su lista de bodas y la de invitados? ¿o la penosa labor , para mí , de hacer la lista de la compra?... Hay emoción, tienes esperanza, fatiga, malhumor...
Bernardo, eso es tramposo, le dije, salvo la lista de la lotería las demás no las voy a publicar...
Bien, pero ¿ y si le das una oportunidad a los lectores para que elaboren sus propias listas, además de seleccionar las tuyas propias?, me dijo.
Me quedé reflexionando y lo trasladé a la maqueta del proyecto. Podía recoger las clasificaciones que hacían los lectores por determinados temas utilizando la web del diario y trasladarlas posteriormente con orden al papel. Se trataba de una especie de "anuncios clasificados" a la manera en que Craigslist lo había hecho en EEUU consiguiendo competir con Google y acabando con la mayoría de pequeños anuncios del New York Times. Sólo que en lugar de anuncios aparecerían temas ordenados del 1 al 10 o al 100 o , por qué no al 1000.
He de decir que no pasó de la maqueta cuando el director del diario entendió que las listas le quitaban espacio para la información política o la económica.
Pero Atxaga consiguió transmitirme la "emoción" de las listas y reconozco que las sigo allí dónde las puedo encontrar.
Acabo de ver las que acaban de actualizar los lectores en un diario "en abierto" que se publica en España y que tiene millones de páginas vistas en su web. Me he entretenido en hacer una lista de sus listas. Los temas van desde cuáles son las 100 mejores ciudades para vivir , las cien más feas, los 50 grandes plagios de la historia de la música y del cine, los programas de televisión más controverdidos, los complejos de los hombres en la cama, los de las mujeres, los tratamientos de SPA , las cien empresas más contaminantes del medio ambiente.....
Entre las cien primeras listas no hay ningún tema sobre política o economía. Da que pensar.
Lástima que no hubiera apuntado en mi lista el magnifico restaurante escondido tras una vieja gasolinera dónde comí con Bernardo Atxaga. Creo que entonces fui demasiado incrédulo

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