viernes, 13 de mayo de 2016

TRAGARSE SUS PROPIAS PALABRAS


 El periodista Dana  Mildbank se comió literalmente el artículo que publicó en The Washington Post, como había prometido al apostar  en su columna que Donald Trump no alcanzaría a ganar la candidatura republicana a las elecciones presidenciales de los Estados Unidos.
Más allá del efecto cómico y viral del vídeo gastronómico de este analista político, que ha distribuido inteligentemente el Post, donde se le ve engullendo trocitos de papel  cocinados y disimulados entre ceviche de pescado, tacos de cordero  y un buen número de condimentos, cabe la reflexión de sí ésta sería una buena práctica para que la emularan algunos de los tertulianos más prolíficos de los medios de comunicación de nuestro país  que difunden sus mensajes machaconamente en la misma dirección, fabricando sin pudor rumores y noticias falsas  que expanden a los cuatro vientos por prensa, radio y sobre todo por televisión.
Me imagino, por ejemplo, a Eduardo Inda comiéndose la portada entera de El Mundo en la que publicó la noticia, que se demostró falsa, en la que sostenía que el ex alcalde de Barcelona, Xavier Trias, tenía una cuenta en Suiza con casi 13 millones de euros "según fuentes financieras y policiales" del periodista. Inda tendría que triturar también algunas de sus "informaciones"  contra Podemos  que ha cocinado con Photoshop y a  lo mejor se ve obligado a engullirlas con un buen aliño ante la puerta de los juzgados.
Pero nada de esto parece que pasará. Una parte de la audiencia parece reclamar el espectáculo circense de las opiniones distorsionadas donde lo menos relevante es que lo que se afirma sea cierto. Hay que echar de comer a los leones sangre fresca cada día, aunque el filete que algunos  pretenden que se  zampe la gente esté podrido.
La única línea roja que el periodista no debería traspasar es la de la verdad y no valen más condicionantes a la libre información que contrastar las fuentes con honestidad a la hora de contar una historia.
A algunos, que no rectifican,  parece que les resulta más provechoso seguir cocinando la información que comerse su propio plato. Saben que les produciría  una indigestión.