Escribe Antón
Losada en su Código Mariano (Rocaeditorial) que el presidente del gobierno
comparte “firmemente esa idea popular según la cual a los periódicos solo se
les puede creer dos cosas: el precio y la fecha”….y añade : “Hace tiempo
que (Rajoy) sabe que las portadas de los
periódicos nunca han matado a nadie que no se dejara matar, aunque los
directores sigan pensando que manejan armas de destrucción masiva”.
Mariano Rajoy no lee asiduamente los
periódicos, a excepción del deportivo Marca. Y por tanto ni gobierna para sus
titulares ni éstos le provocan insomnio.
Quizá por ello los cambios en la órbita de la
gestión de la comunicación del PP que ha hecho Rajoy tienen especial
significado. Cuando cambia a unos mensajeros por otros, es que piensa que no
han sabido comunicar y que el relevo
debe ser primero de apariencia y luego
de solvencia.
Nadie se creyó la campaña publicitaría de “Nos
ha faltado piel” de Floriano, Cospedal, Pons y Arenas, donde involucraron al mismísimo
Rajoy. Él propio presidente se sintió incómodo con ésta campaña y con la que
simulaba que entraba en la casa de los españoles para darnos las gracias por el
esfuerzo realizado frente a la crisis. Tuvieron más audiencia los videos
manipulados cómicamente que los mensajes de contrición, que llegaban vacuos y
pueriles a unos ciudadanos que estaban acostumbrados a ver a su presidente a
través del plasma o a sus mensajeros titubear y contradecirse frente a las
preguntas sobre corrupción del partido en el gobierno y sobre los duros ajustes
y subidas de impuestos.
La nueva
comunicación del PP no va resultar de una nueva acción política del gobierno.
Rajoy no va a cambiar nada. Piensa que los medios “enemigos” no son
seguidos por su fiel electorado, aunque estos vayan aumentando su
audiencia, y los amigos inciden muy poco
en el cambio de orientación del voto hacia sus intereses.
Por tanto es
importante lo de la apariencia. Que Pablo Casado y Andrea Levy, jóvenes
formados con másteres y despegados de la ranciedad y el anquilosamiento de sus
predecesores, se conviertan en los
nuevos mensajeros del PP es una medida del Código Mariano para que cambien la
imagen y las formas sin que lo hagan los contenidos esenciales.
Resultan menos provocadores si dicen exactamente
lo mismo que sus compañeros mensajeros decapitados cuando se enfrentan a criticar
los pactos de la oposición, machacan al “populismo bolivariano” de Podemos, o
lanzan dudas sobre la idiosincrasia de Ciudadanos. Pueden resultar más convincentes, menos tramposos,
cuando justifican los recortes (esfuerzo ciudadano) o defienden a cal y canto
la acción del gobierno y su gestión de la crisis.
Los medios de
comunicación para Rajoy son un vehículo con un recorrido limitado, a algunos
les queda poca gasolina y los que están recorriendo grandes distancias no van
al lugar común de sus votantes. Pero en cualquier caso Mariano Rajoy piensa que
es mejor que se vayan subiendo a ellos
nuevos conductores que maniobren con mayor pericia. Los anteriores se dieron varios trompazos.
Total para ir al mismo sitio.