miércoles, 24 de junio de 2015

LA COMUNICACIÓN DE RAJOY



 Escribe Antón Losada en su Código Mariano (Rocaeditorial) que el presidente del gobierno comparte “firmemente esa idea popular según la cual a los periódicos solo se les puede creer dos cosas: el precio y la fecha”….y añade : “Hace tiempo que  (Rajoy) sabe que las portadas de los periódicos nunca han matado a nadie que no se dejara matar, aunque los directores sigan pensando que manejan armas de destrucción masiva”.
  Mariano Rajoy no lee asiduamente los periódicos, a excepción del deportivo Marca. Y por tanto ni gobierna para sus titulares ni éstos le provocan insomnio.
 Quizá por ello los cambios en la órbita de la gestión de la comunicación del PP que ha hecho Rajoy tienen especial significado. Cuando cambia a unos mensajeros por otros, es que piensa que no han sabido comunicar  y que el relevo debe ser  primero de apariencia y luego de solvencia.
 Nadie se creyó la campaña publicitaría de “Nos ha faltado piel” de Floriano, Cospedal, Pons y Arenas, donde involucraron al mismísimo Rajoy. Él propio presidente se sintió incómodo con ésta campaña y con la que simulaba que entraba en la casa de los españoles para darnos las gracias por el esfuerzo realizado frente a la crisis. Tuvieron más audiencia los videos manipulados cómicamente que los mensajes de contrición, que llegaban vacuos y pueriles a unos ciudadanos que estaban acostumbrados a ver a su presidente a través del plasma o a sus mensajeros titubear y contradecirse frente a las preguntas sobre corrupción del partido en el gobierno y sobre los duros ajustes y subidas de impuestos.
La nueva comunicación del PP no va resultar de una nueva acción política del gobierno. Rajoy no va a  cambiar nada.  Piensa que los medios “enemigos” no son seguidos por su fiel electorado, aunque estos vayan aumentando su audiencia,  y los amigos inciden muy poco en el cambio de orientación del voto hacia sus intereses.
Por tanto es importante lo de la apariencia. Que Pablo Casado y Andrea Levy, jóvenes formados con másteres y despegados de la ranciedad y el anquilosamiento de sus predecesores,  se conviertan en los nuevos mensajeros del PP es una medida del Código Mariano para que cambien la imagen y las formas sin que lo hagan los contenidos esenciales.
 Resultan menos provocadores si dicen exactamente lo mismo que sus compañeros mensajeros decapitados cuando se enfrentan a criticar los pactos de la oposición, machacan al “populismo bolivariano” de Podemos, o lanzan dudas sobre la idiosincrasia de Ciudadanos.  Pueden resultar más convincentes, menos tramposos, cuando justifican los recortes (esfuerzo ciudadano) o defienden a cal y canto la acción del gobierno y su gestión de la crisis.
Los medios de comunicación para Rajoy son un vehículo con un recorrido limitado, a algunos les queda poca gasolina y los que están recorriendo grandes distancias no van al lugar común de sus votantes. Pero en cualquier caso Mariano Rajoy piensa que es mejor que se vayan subiendo  a ellos nuevos conductores que maniobren con mayor pericia.  Los anteriores se dieron varios trompazos. Total para ir al mismo sitio.







miércoles, 10 de junio de 2015

LA TVE DE SÁNCHEZ, VOTANTE DEL PP


 José Antonio Sánchez, presidente de RTVE, compareció en la comisión mixta de control parlamentario de la tele pública para contar una gran verdad y una gran mentira. La verdad es que se declaró votante del Partido Popular y enemigo de la Izquierda Plural; la mentira es que TVE bajó de audiencia en la época socialista y que tal rémora es imposible de remontar en cuatro años de gestión televisiva del partido al que vota y “seguirá votando”.
  Por mí el señor Sánchez puede votar a quien le salga del mando de su intelecto, pero no debería falsear las audiencias que están archivadas en la página web de la empresa que las mide, Kantarmedia,

  Para no andar con importantes matices de las diferentes cadenas de TV, incluidas las TDTs que fueron anuladas por el Supremo, diré que en 2011, cuando llega el partido de Sánchez al gobierno,   la 1 de TVE era líder de audiencia con un 14,5 del Share, frente al 14,2 y el 11,5 de T5 y A3 respectivamente.

  Hoy la 1 de TVE roza el 10% del Share y es la última de las tres cadenas generalistas. Además en 2013 se consiguió otro hito de la época Popular y es el de perder el liderazgo en la audiencia de los informativos, tras 65 meses siendo los más vistos.

  No es de extrañar que, ahora que vienen épocas duras para el partido del presidente de RTVE, se ponga las pilas para remontar, quizá, lo irremontable. Ya no se puede permitir, incluso, que los amigos como Buruaga lastren la audiencia global con un 6,5% de Share, así de claro. Todo ello, además, con el presidente de su partido, Mariano Rajoy, quejándose de las “otras” televisiones que no juegan a favor de sus intereses políticos como él quisiera y solo "martillean con la corrupción".

  Hay que correr para ganarse la audiencia y, claro, no le da tiempo de corregir la caída y el presidente (el de RTVE) se justifica con que con este modelo de financiación no se puede hacer una televisión de calidad. Sin embargo se hizo en 2010 con el mismo modelo, y en cualquier caso el presidente (el del PP) lo podía haber cambiado, pues para eso tenía la sartén absoluta por el mango. Bien ha nombrado y desnombrado  a su antojo a los cargos de gestión y de informativos.

   En cualquier caso mientras haya gobiernos que impongan a los máximos gestores de la televisión pública por sus afinidades políticas y gestores que orienten la información en beneficio del partido al que votan,y seguirán votando, no esperemos que TVE remonte nada, más al contrario irán perdiendo la credibilidad por las costuras y la audiencia por los pantalones.



sábado, 6 de junio de 2015

LA ÉTICA EN LA REGENERACIÓN POLÍTICA Y MEDIÁTICA

Conviene aislarse del cóctel de pactos políticos y de su seguimiento "interesado" por parte de algunos medios para detenerse a escuchar a personas como el profesor de filosofía Emilio Lledó hablando de la esencia de los términos "pacto", "educación, "decencia"  y "ética", no vaya a ser que nos estén confundiendo con el concepto de "regeneración" que llena la boca de los políticos estos días.

Siempre he pensado que la ética y la decencia son cualidades referidas a personas y, por tanto, no pueden aplicarse a las cosas. No se puede hablar de la ética de los partidos políticos como tampoco se le puede atribuir esa cualidad a los bancos o a las empresas periodísticas por poner solo tres ejemplos. El conjunto de normas morales solo aplica para los hombres y no para las instituciones. Las personas que integran esos órganos son las que modulan con su comportamiento la imagen que éstas  trasmiten a la sociedad. La ética es del político, del banquero o del periodista individualmente.

Hablar de regeneración política como la capacidad que tienen los  propios políticos de reconstruir los valores amputados, como  los miembros de las lagartijas que crecen cuando se seccionan, solo puede hacerse con nuevas células reproductoras cargadas de ética, que no parecen estar dispuestos a generar.

Contra la corrupción de los políticos, solo cabe el no votar a los corruptos, decía Emilio LLedó en una entrevista en El Intermedio,   en la que no se explicaba cómo algunos ciudadanos lo seguían haciendo.
El problema es que no se puede separar el voto a un partido del voto a algunos políticos corruptos que integran sus listas electorales, y que algunos ciudadanos pueden pensar que es mejor votar al corrupto conocido que al advenedizo por conocer. Ese tipo de comportamiento es lo que el profesor Lledó llama "desesperanza" y al resultado de estas elecciones es lo que le produce cierta "esperanza".

Pero, hemos llegado tan bajo en los niveles de ética de algunos de nuestros políticos que parece ser que para realizar  algunos pactos postelectorales basta con que cumplan una sola de las normas morales: que los políticos del partido opositor no sean ladrones y no se apropien del erario. 
No parece necesario pedir mucho más.

A Rajoy,  le basta con que el PSOE no pacte con la "extrema izquierda" y al PSOE que no gobierne el PP con Ciudadanos.
  En el fondo el pacto de regeneración que quisieran ambos es el de que se volviera a recrear el bipartidismo político que ha perdido un  pata y la cola, por el éxito electoral de los  nuevos partidos, como la lagartija con la que juegan unos gatos recién llegados al jardín pierde una extremidad.

El riesgo de simplificar la ética de los pactos entre los partidos políticos es olvidar los valores en los que se deben cimentar éstos, como la educación, la decencia, la honestidad, la igualdad de oportunidades, la libertad, la transparencia, la solidaridad...  Eso es lo que un político debería acordar para que hubiera Paz, que al fin y al cabo, como nos recordaba LLedó,  es una palabra de la que se deriva la de Pacto.

Hay una oportunidad, una "esperanza" de volver a reconstruir una ética de la política,  pero depende de los políticos y de los ciudadanos; no habría que canjearla por el mero intercambio de poder.

También la hay para que algunos periodistas que han jugado sucio siguiendo consignas del poder, soslayando la corrupción y defendiendo tesis anticiudadanas hagan balance de su falta de ética. Aquí el ciudadano ya les está castigando con la ignorancia. La audiencia se está desplazando, como los votos, hacia los medios de comunicación con periodistas honestos y creíbles.
¿Querrán también algunos medios iniciar una etapa de regeneracción basada en la ética de sus periodistas?
Algunas lagartijas acaban sin vida entre las uñas de los gatos, solo por jugar con ellas, y ya no tienen la oportunidad de que les vuelvan a crecer las patas y la cola. No hay posibilidad de regeneración.