martes, 18 de octubre de 2016

IILUSIONARIUM . EL MUNDO QUIERE SER ENGAÑADO

Una frase atribuida a Tito Petronio a principios de nuestra era dice que "El Mundo quiere ser engañado, por tanto engañémosle". Sobre esa base ilusionistas y prestidigitadores, aprovechando las limitaciones de nuestro cerebro, consiguen hacernos verosímil lo increíble. Al parecer nuestra mente está más preparada para la sorpresa y la ilusión que para la razón. Quizá por ello nos solemos engañar con facilidad.
No solo teñimos nuestro pasado de pequeños embustes, quizá para soportar mejor los recuerdos más tristes, sino que en el presente nos sometemos cotidianamente a las mentiras de los demás sin sentirnos especialmente agraviados.
Vivir con la mentira puede ser hasta edificante. La verdad suele ser dura, dicen, y se agota en el instante en que la conocemos. La mentira, por el contrario, es mucho más duradera y puede modularse y tamizarse a lo largo del tiempo.
En nuestra sociedad actual conocemos a magos de las finanzas que nos han engañado con sus trucos tóxicos y han conducido a muchos a la ruina y ahí seguimos dándoles en custodia nuestros ahorros. También a algunos magos de la política que nos prometen cosas que luego incumplen y seguimos dándoles nuestros votos. A estafadores y corruptos que siguen ocupando puestos relevantes en instituciones que sostenemos entre todos. A medios de comunicación que nos intoxican con mentiras y aún siguen teniendo acólitos,  quizá cada vez menos.
Los magos de verdad, los que nos engañan a sabiendas de que vamos a ser engañados cuando vamos a verlos a un espectáculo de magia tienen una máxima en su código profesional: No se puede repetir dos veces un mismo truco delante del  espectador. Parece que nuestra mente a la segunda vez que vemos al mago realizar una ilusión de escapismo  o sacar un conejo de la chistera, se  previene frente al engaño y se pregunta el cómo y el porqué del truco.
Sin embargo  los otros magos, los de las finanzas y la política suelen incumplir esta máxima. También los medios de comunicacion que mienten lo hacen reiteradamente. Quiero confiar en que acabaremos preguntándonos cómo lo hacen y en ese momento les veremos el truco. Entonces quizás ya no queramos volver a ser engañados y no acudamos más  a ver sus funciones de magia.
De ello, del engaño, de la verdad y la mentira va Ilusionarium, una novela en la que no he pretendido engañar al lector, pero sí que lo hacen los personajes hasta el final. Pasen y vean, si lo desean el espectáculo de Ilusionarium .