Cuando alguien me dice que los medios de
comunicación deberían ser éticos y neutrales, siempre le contesto que la ética
es una cualidad moral que solo es aplicable a las personas y que la neutralidad
no está en la esencia de la economía de una empresa, aunque ésta sea
periodística.
En estos momentos de tensión política
extrema, entre la mayoría parlamentaria catalana y el gobierno español, parece
inevitable que algunas empresas de medios periodísticos busquen posicionarse
ante sus lectores a favor o en contra del referéndum. Todo lícito si se hace
con un criterio de independencia y bajo los patrones ideológicos que estimen
conveniente sus editores.
Solo veo un problema cuando los medios se
decantan por defender las posturas de los gobiernos que los subvencionan, los
banqueros de sus consejos de administración que los financian o los anunciantes
que les condicionan.
En Cataluña la imprenta Indugraf, que,
supuestamente, estaría imprimiendo las papeletas del referéndum es propiedad de
varios editores de prensa, algunos como El Segre y la Mañana de Lleida con
subvenciones recientes otorgadas por la Generalitat catalana, o los hasta hace
poco propietarios del diario Avui y Punt Diari, (ahora Punt Avui) también con un
historial de donaciones del erario catalán que puede hacer sospechar que les
merece la pena correr el riesgo de jugársela ante la Guardia Civil que vigila a
las puertas de la imprenta.
Cuando El Periódico de Cataluña se defiende
frente a las acusaciones de “manipulación” por parte del Govern de la
Generalitat y de los mossos, por la publicación del supuesto aviso de la CIA, y su director afirma que la obligación
del periodismo es “arrojar luz sobre la verdad y fiscalizar al poder” también
debería añadir, en favor de su credibilidad ante los lectores, que no deberían
recibir dinero del gobierno catalán como lo recibe el medio que dirige. Todo ello
sin perjuicio de que debería haber contado desde el principio que lo que
publicaba era un documento manipulado.
Y eso que me parece injusta la campaña de
desprestigio que se está llevando contra el medio del Grupo Zeta, con gente
animando a dejar de comprarlo porque lo consideran alineado con los medios de
Madrid que, también endeudados y debilitados, no sabemos si difunden tesis anticatalanistas
en sus editoriales por convicción ideológica o por seguidismo de quienes les
financian.
En Cataluña, la televisión catalana( TV3)
emite continuamente el spot del Referéndum que el Tribunal Constitucional acaba
de suspender y va a ilegalizar, a pesar
de que las agencias Focus Media y Carat se han negado a distribuirlo. También
TV3 está subvencionada por el Govern e indirectamente sus colaboradores, que
suelen ser próximos a las tesis del ejecutivo independentista.
Estoy
convencido de que la mayoría de catalanes queremos votar porque está claro que
será la única manera de avanzar para resolver este conflicto en el que nos
hemos metido, nos han metido. Los medios de comunicación es cierto que deberían
arrojar luz a los ciudadanos en lugar de
sombras, pero algunos no están por la
labor, la mayoría de ellos tienen la misma credibilidad que muchas de las
instituciones del Estado y de la Generalitat, cuando son manejadas por los
gobiernos: muy poca.
En medio de este desastre quienes están
pagando el mayor precio son algunos periodistas que sí tienen ética, pero se
ven sometidos a la autocensura y son vilipendiados por determinados sectores
por sus opiniones, no neutrales, pero sí libres. Que se lo digan a Jordi Évole,
por poner solo un ejemplo.
Esto de la independencia no se sabe cómo acabará,
seguramente no muy bien, pero la de algunos medios de comunicación hace tiempo
que es una quimera imposible.