Ando a
primera hora de la tarde por el centro de Barcelona en busca de un kiosco de
prensa donde comprar los últimos números que se publicarán de las revistas Interviú y Tiempo . Según ha
comunicado Grupo Zeta dejan de editarse
por falta de ventas y de rentabilidad.
No tengo suerte, dos kioscos están cerrados y el tercero, en la Plaza de
Urquinaona, no las tiene, de hecho no tiene muchas publicaciones impresas y la
mayoría son extranjeras; al parecer es más rentable venderles a los turistas los souvenirs que
cuelgan de las estanterías donde antes exhibían diarios y revistas.
Interviú fue el origen de Grupo Zeta, la
revista emblemática que sirvió de palanca para que el editor Antonio Asensio,
fallecido en 2001, impulsara un grupo mediático
compuesto por decenas de revistas, periódicos regionales y hasta una
televisión, Antena 3, que tuvo que vender a Telefónica presionado por el gobierno de Aznar.
Interviú fue
la revista madre que albergó en su vientre otras publicaciones, entre ellas el
suplemento político Tiempo que alumbró en el kiosco al cabo de unos meses y que
ahora se muere al mismo tiempo que la madre.
Interviú
llegó a vender a los pocos meses de nacer, en 1976, cerca de un millón de
ejemplares en cuya portada aparecía un desnudo de la actriz Marisol
fotografiada por el gran Cesa Lucas,
pero durante años su circulación no bajó del medio millón. Aquella
difusión se aprovechó inteligentemente para albergar en el cuaderno central de
la revista contenidos de índole política bajo la cabecera Tiempo y hacerla
crecer hasta que se ganara en solitario su puesto en el kiosco.
Detrás de
Interviú había mucho talento y muchas horas de debates e investigación de los
profesionales que trabajaban en la revista. Los consejos de redacción los
presidía el propio Asensio que marcaba su impronta, pero dejaba absoluta
libertad a los periodistas. No había más censura que la de que los contenidos
fueran verídicos y el apoyo a los periodistas frente a las presiones del poder
fue total e indiscutible por parte del editor.
A Asensio se
le criticó hasta llamarle pornógrafo por aprovechar el llamado “destape” de
mujeres desnudas en las portadas de la revista en una época en la que la
democracia y la libertad de expresión eran muy débiles, pero muchos lectores
valoraron también el “destape” informativo que Interviú aportó a una España
que, con la dictadura, había carecido de la más elemental libertad de
información.
Interviú fue
secuestrada varias veces por orden gubernamental, la ultraderecha llegó a
quemar kioscos cuando Xavier Vinader publicó informaciones comprometidas sobre
los GAL que acabaron en una condena a prisión que le obligó a exilarse.
No todo se
hacía bien, se cometieron muchos errores, pero detrás de Interviú había uno de los
mejores equipos de investigación periodística al que el editor dotó de todos
los medios posibles. Contrató a los mejores de entonces, recuerdo las crónicas
de Manolo Vázquez Montalbán, los
artículos de Paco Umbral y Raúl del Pozo,
las investigaciones de Antonio Rubio y Manolo Cerdán, el humor de
Forges, Martin Morales y Perich, y las de tantos y tantos que pasaron por sus
páginas de distintas ideologías y opinión.
En fin ,
parece que los quioscos siguen sin abrir. Me he dado otra vuelta y mantienen la
persiana bajada, quizás están cerrados para siempre. Eso puede haber influido
en la desaparición de Interviú, eso y que
la gente ya no busca en el papel lo que puede encontrar en los digitales. No lo
sé, pero seguro que también hay otras razones. Se me ocurre que antes había un
editor que se interesaba por su oficio, que buscaba a los mejores y que
innovaba frente a los cambios y costumbres de la sociedad. Interviú se muere
sola, abandonada por los millones de lectores de otra época, pero también por no
tener un editor que la haya querido
salvar desde hace años. Una pena.
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