Si hace diez
años el 30% de la población española de más de 14 años leía periódicos de
información general en papel, ahora la última encuesta del EGM (Estudio General
de Medios) ha arrojado la peor cifra de lectores de la historia de los diarios:
tan solo el 19% leen habitualmente este tipo de prensa. El descenso de once puntos en la audiencia de
lectura de diarios equivale a una caída del 37% de los lectores. Este año la mayor
deserción se da en los diarios editados en Madrid (llamados de ámbito nacional)
y la menor en los diarios catalanes que, si bien también han caído en este año,
lo han hecho en menor medida seguramente por el seguimiento informativo de los
acontecimientos políticos en Catalunya. En la última oleada del EGM, La
Vanguardia creció un 5,4%.
El lector de
periódicos de información general en papel ha envejecido y tiene su nicho en la
población masculina de entre 45 y 65 años. Paralelamente el crecimiento de los
diarios digitales ha sido espectacular. Sus lectores se sitúan mayoritariamente
en la franja de 25 a 45 años y tienen una penetración en la población española
del 27%, en torno a 8 puntos porcentuales
superior a la de los viejos diarios en papel. Pero lo más relevante es
que los lectores digitales de información general han crecido en diez años de
manera espectacular, pasando de tener una penetración del 7% en 2007 a la actual del 27%.
El perfil
socioeconómico y cultural de ambos perfiles de lectores sigue siendo similar.
Parece que informarse a través de la prensa, ya sea ésta en papel o en digital,
es cosa de las clases medias y medias altas que viven en zonas urbanas de más
de 500.000 habitantes.
Pero lo
preocupante es que los periódicos en papel perderán este año otro 10% de sus
compradores, y según los datos de AMI (Asociación de Medios de
Información) a octubre de 2017, ya son
solo 1,4 millones de personas las que acuden a comprar a diario al kiosco frente a los más de 4 millones que lo hacían
hace diez años. Se han perdido más de 2,5 millones de compradores.
Con este
panorama las inversiones de los anunciantes en los diarios impresos sigue
descendiendo y ya solo es el 30% de lo que era hace una década. Los medios
digitales de información general consiguen mayores cuotas de la tarta
publicitaria, que si bien es suficiente
para rentabilizar a algunos nativos digitales bien dimensionados en sus costes,
no lo es para sostener las costosas estructuras de muchos grupos de prensa
tradicional.
La disrupción
de la prensa escrita tradicional española es cuestión de tiempo, quizás dentro
de diez años, de seguir esta pendiente de abandono de lectores y compradores,
la cuota de audiencia de los diarios impresos sea escasamente del 10% de la
población y los compradores que se acerquen al kiosco no lleguen a la mitad de
los que lo hacen hoy en día. Los anuncios impresos en papel serán una reliquia
del pasado, algunos periódicos dejarán de imprimirse a diario para hacerlo dos
o tres veces a la semana y lo harán en una imprenta común (ya lo han anunciado
para 2018, ABC, El País y La Vanguardia, entre otros). La tarta publicitaria
estará mayoritariamente en manos de los buscadores, las redes sociales y los
medios informativos digitales. Del reparto de ésta dependerá la sostenibilidad
de la prensa por internet, que tendrá que seguir explorando medios de pago a
través de sus lectores para asegurar su
independencia y rentabilidad, que son las claves para un periodismo de
calidad, libre de compromisos y deudas con el poder político y financiero.
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