Primeras pistas de la investigación criminal que iniciamos en el encuentro en BCNegra con Ignacio Escolar, Maruja Torres
y Pere Rusiñol:
El periodismo
no está muerto, pero está mal herido. Han intentado acabar con él.
Con el
periodismo se ha cometido un intento
de homicidio. En el escenario del crimen encontraremos, junto al cadáver,
algunos elementos que nos aportarán indicios y pruebas que los forenses deberán
examinar para llegar hasta los homicidas: Seguramente son varios los cómplices
que han intentado matarlo.
¿Como
deberíamos proceder para encontrar a los culpables?
Deberíamos
recoger del cenicero la colilla de
un puro para determinar, a través
del ADN, si quien lo ha fumado ha sido un banquero o un financiero de un fondo
de inversión. También sería conveniente fotografiar las huellas de las pisadas
para cotejarlas con las de algún empresario con intereses espurios, que utiliza
la información en beneficio propio y no en el de sus lectores.
Podríamos
encontrar una hoja de periódico con un titular que a los policías de la
científica les sonaría a antiguo, pero que deberían contrastarlo rápidamente en la red de Internet para conocer la hora exacta del crimen. Internet
siempre es un sospechoso en estos casos, aunque lo descartaríamos enseguida.
Sin duda
habría que esparcir polvos de carbonato de plomo por todo el escenario del
crimen para detectar las huellas y comprobar que no haya pasado por ahí alguna
información mezclada con la publicidad o alguna subvención política procedente
del poder político.
Y como no, con
seguridad en la escena del crimen encontraríamos restos de sangre, que
analizados en el laboratorio, podrían ser de un periodista anémico, que
padecería la enfermedad de la auto censura y el conformismo. Alguien, incluso,
que habría dejado sus huellas mezcladas con las del poder político.
Después de analizar
en el laboratorio todos esos indicios, los detectives podrían sacar la
conclusión de que han sido varios los cómplices para acometer el asesinato del
periodismo, pero antes de detenerlos sería conveniente que interrogaran a
varios testigos: Por ejemplo, a algún antiguo lector de diario que lo dejó de
comprar cansado de que no le contaran nada interesante, o incluso a otro que
quería leer solo lo que él pensaba. A lo mejor convendría preguntarle a algún empresario
del sector periodístico, que va por su segunda o tercera reducción de empleo,
si su medio de comunicación está haciendo mejor información con menos recursos y
con redacciones diezmadas.
Todo ello nos llevaría a lo mejor a la conclusión del
periodista y escritor Graham Greene, que sospechaba que los medios de
comunicación acabarían un día con
el periodismo.
1 comentario:
Quizá los medios estén acabando con el periodismo, pero quizá también en los medios (en los nuevos) pueda encontrar su resurrección. Las herramientas que hoy nos permiten, con muy pocos recursos, comunicarnos con el mundo entero de manera libre y sin supervisión alguna pueden ser las cenizas de donde resurgir...
Rodrigo
http://elfarodelmar.blogspot.com.es/2014/02/los-jueces-de-la-egb.html
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