domingo, 28 de octubre de 2012

ARTUR MAS Y LA PRENSA

Es conocido que el presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, suele decir que no está influido por lo que dice la prensa sobre su acción de gobierno. Tan conocido como las subvenciones que vuelve a conceder a los periódicos catalanes en el año en que más recortes presupuestarios ha impuesto en todos los servicos sociales como la sanidad o la educación.
Este año de recortes, los diarios catalanes dispondrán de 2,5 millones de euros a fondo perdido, casi  2 millones de ellos en publicidad hasta final de año.
En Cataluña la subvención a los diarios es algo costumbrista. Todos los gobiernos, convergentes y tripartitos, han mantenido una política de apoyo a las empresas periodísticas privadas catalanas, bajo la excusa del fomento de la lengua y la cultura catalana.
Pero estas subvenciones no son lineales y objetivas, más bien son discriminatorias e interesadas.
Objetivar las subvenciones en función de determinados proyectos de potenciación de la cultura catalana por parte de los medios  de comunicación se hace harto complejo.
Hemos visto como diarios que se lanzaban en Cataluña como ARA recibían un millón de euros por el mero hecho de poner el proyecto en marcha, o como LA VANGUARDIA veía subvencionados en su integridad los costes de su edición catalana, lo mismo que EL PERIÓDICO.
Los recursos que otras instituciones como las diputaciones o ayuntamientos catalanes destinan a los diarios de Cataluña suelen ser, también, bastante significativos e indiscriminados. No conozco otros sectores privados donde las ayudas sean tan directas e injustificadas.
La prensa diaria no debe ser subvencionada por el poder público. Las ayudas y ventajas que pueda obtener de los diferentes gobiernos debería emanar del parlamento y bajo criterios objetivos, tal y como sucede en la mayoría de países europeos.
Cuando Artur Mas ha tenido la ocasión de eliminar estas ayudas, en el momento en que ha tenido que pedir "el rescate" de la Generalitat  por falta de fondos para atender los compromisos más elementales, ha preferido continuar con ellas. Esto me hace pensar que Artur Mas está más iimplicado que lo que manifiesta en la prensa catalana y, por descontado, que los diarios de Catalunya  siguen siendo dependientes de los fondos gubernamentales. Visto así,se entiende porque a Artur Mas le preocupa poco lo que digan los diarios de su acción de gobierno.






martes, 23 de octubre de 2012

CIFRAS DESCONTROLADAS DE PUBLICIDAD

En los últimos días se han publicado varios informes sobre la situación del mercado publicitario en España. Uno de ellos, el de IAB-Infoadex señala que la publicidad en Internet ha superado por primera vez a la de la prensa diaria. Según este informe, el 18,5 % de la inversión publicitaria  ya está en la red, mientras que los diarios tienen una cuota del 15,6%. En cifras, y para los 6 primeros meses del año, los medios digitales habrían ingresado más de 430 millones de euros.
De otra parte, el estudio de Media Hot Line-Arce nos dice que Internet es el 10.3% del mercado, frente al 18,2 % de los diarios, y que en nueve meses los medios digitales han facturado 304 millones de euros.
Total, una diferencia sustancial: Para un estudio, Internet supera a la prensa y para el otro le va a la zaga en más de 130 millones de euros hasta setiembre.
Parte de la diferencia está, seguro, en los buscadores y las redes sociales que Arce no debe considerar como medios, pero los diarios que han publicado estas cifras no lo han tenido en consideración.
Ambos informes analizan y proyectan el futuro del mercado publicitario mediante las variables del crecimiento del PIB y los ratios de consumo. Ambos son seguidos por los editores que, a la vista de tamañas diferencias, difícil lo tienen para hacer sus previsiones presupuestarias off y on line.
Si buceo en el mercado mundial y sondeo a algunos anunciantes relevantes, resulta que junto a la mayor utilización de la red para las campañas publicitarias, se está dando el fenómeno de la bajada de la tarifa de internet a uno y otro lado del Atlántico. El famosso CPM (coste por mil) se viene reduciendo en el último año.  Las causas son varias y vienen ligadas a la cada vez más exacta medición del retorno de la inversión publicitaria que hace el anunciante en la red.
Los formatos convencionales ya no funcionan como antes y hay que arriesgar en otros más novedosos sin llegar a ser invasivos. La audiencia ya no es suficiente para aplicar una tarifa alta si no hay eficacia en la inversión en un momento en que las empresas están practicando, sistemáticamente, un hachazo a sus presupuestos de marketing publicitario.
La crisis es de consumo. "Si no se vende corto mis anuncios y si me anuncio es para vender de forma inmediata". Ese es el lema de muchos anunciantes instalados en el cortoplacismo porque no ven una salida inmediata a la crisis.
España, aquí tampoco  hay  coincidencia entre los estudios, caerá este año entre un 12,2% y un 16% en publicidad, algo más que Portugal (12%) y mucho menos que Grecia (33,3%), por cierto que los griegos tienen un 63% menos publicidad que en 2007...¿deberíamos mirarnos ahí?
En cualquier caso. La inversión en Internet se ha estancado en nuestro país y hay dudas(a los estudios me refiero) de que se haya colocado por delante de la prensa diaria. Con esas tendencias y proyecciones resulta muy difícil hablar del modelo de negocio digital de muchos editores convencionales, quizá por ello están pensando, también, en cobrar sus contenidos on line.


jueves, 18 de octubre de 2012

¿SE ACABA EL PAPEL?

El anuncio de la revista norteamericana Newsweek, de que dejará de editarse en papel el próximo año para hacerlo solo en digital  no por conocido, deja de ser un aviso a navegantes en los barquitos de papel.
Newsweek distribuye nada menos que 1,5 millones de copias semanales y está dispuesta a parar las rotativas en unos  meses. Es cierto que hace unos años distribuía 4 millones y que la caída de ventas ha sido mayúscula, pero en este caso el salto se da con red. Con la red de su edición en internet que cuenta con 15 millones de usuarios únicos mensuales y que ha crecido más de un 70% en el último año.
En Europa, The Guardian anda diciendo que  quiere acabar con las multimillonarias pérdidas de su edición impresa y concentrar todos los esfuerzos inversores y de  contenidos en la edición digital.
En EEUU hay una mezcla de modelo de negocio en el que las ediciones de los grandes rotativos están aguantando, a la baja, promocionándose  con las ofertas de suscripción a las ediciones digitales. Es el caso de The New York Times y de muchos otros diarios locales.
También cobran relevancia los diarios de USA que se imprimen solo unos días a la semana o solo en fín de semana.
Parece que lo importante es mantener la marca, y ésta la hace el contenido  y el contenido puede darse diariamente en la red y reposarse en fin de semana. ¿Será la nueva fórmula a la que estén abocados los grandes diarios españoles?
Si pensamos que las empresas periodísticas españolas están recortando las  estructuras de redacción en,  aproximadamente, un tercio de la plantilla, posiblemente este modelo lleve a que tengamos diarios solo unos días de la semana, o un solo día como en el caso del existoso Expresso de Portugal.
No es que los ERE de los medios españoles y las tendencias europeas y americanas haya de tener necesariaente  un reflejo a futuro en la reducción del papel de los diarios españoles, pero sí que podría contemplarse por alguno de los grandes, viendo que las perspectivas del mercado publicitario a corto plazo siguen siendo muy negativas.
Lo que tendría sentido es seguir invirtiendo en los contenidos, en la información y, por tanto, en las redacciones, porque si no cuando se acabe el papel un día, no habrá el trasvase necesario de lectores a las cabeceras en la red para ser rentables.

miércoles, 10 de octubre de 2012

EL PAÍS: JESÚS DE POLANCO HACE 20 AÑOS.

La historia está llena de empresas de comunicación sin definición editorial o con una política de relaciones industriales basada en un régimen de adhesión; también asistimos hoy a la especulación financiera en torno a la propiedad de los medios. Considero inconcebible una empresa que, además de un proyecto colectivo, no sea capaz de albergar un proyecto personal para sus partícipes. Un periódico, como toda empresa, debe plantearse el beneficio como fin y como medio de subsistencia. Pero el empresario de periódicos sabe que está embarcado en una aventura que procede de un aliento espiritual y que supone un proyecto social. Cualquier empresario que ignore estos perfiles estará condenado, antes o después, al fracaso. Porque en periodismo, como en democracia, el fin no justifica los medios.

La obtención de beneficios no tiene alternativa racional alguna, al igual que la enfermedad no es una alternativa a la salud, sino su destrucción: la compañía que entra en pérdidas inicia un camino inexorable hacia la suspensión de pagos, la quiebra o hacia la subordinación a otros intereses.

 Una organización económicamente fuerte, industrialmente moderna (fue la primera en introducir los videoterminales en las redacciones españolas), con una gestión profesional y transparente (EL PAÍS se hace auditar externa y voluntariamente desde 1978). Dignificación profesional, en salarios y derechos, de los trabajadores. Implanta por primera vez el descanso semanal de dos días para los periodistas.

Esa inversión de la jerarquía entre medios y fines se produce en la prensa sensacionalista y amarilla, sólo preocupada por aumentar su circulación y su facturación publicitaria a cualquier precio, a fin de optimizar sus cuentas de resultados. En el otro extremo encontramos la patología simétricamente opuesta de la simulación de formas jurídico-empresariales para encubrir proyectos periodísticos financiados a fondo perdido que se proponen objetivos al margen del mercado.
Por eso, la transparencia es básica a la hora de juzgar el comportamiento de las empresas de comunicación.

Jesús de Polanco
(Extraído de su discurso :La Comunicación, una empresa de ideas) 8/12/1991

martes, 9 de octubre de 2012

LA SOLUCIÓN DE EL PAÍS

El anuncio del ERE en  el diario EL PAÍS, argumentado por los directivos de la empresa como una posible solución  para hacer frente a la caída de ingresos publicitarios que ha hecho entrar en pérdidas al periódico de PRISA, es preocupante.
Y lo es porque El PAÍS diario, parece querer aplicar las mismas medidas que adopta el gobierno en el  país España para reducir el déficit presupuestario y que suelen ser criticadas por el primer rotativo español.
Se anuncia una  importante reducción de plantilla y se comenta que el diario sufrirá una nueva orientación en el modelo. Su director dice que EL PAIS que surja de la plantilla diezmada ha de ser necesariamente otro, ¿Pero cual? ¿Ese nuevo modelo tiene futuro? ¿En qué consiste y con quien se cuenta para hacerlo diariamente?
Al parecer, igual que el gobierno del país, primero se recorta y luego ya se verá. No dudo en que en la cabeza del director y de la empresa haya un proyecto, pero sería deseable que se compartiera con los que hasta la fecha han encumbrado a EL PAÍS como el primer diario español.
Los periodistas, a pocas horas de conocer las listas de despedidos, especulan con quiénes serán los escogidos para desarrollar ese nuevo modelo de diario que desconocen.
El perfil de los que marcharán, vistas las sucesivas declaraciones del presidente de EL PAÍS, serán los de mayor edad a los que ha asimilado reiteradamente a los zombies que deambulan por las secciones mortecinas de la redacción.
Pero el problema no radica ahí esencialmente. El problema de la prensa está en sus altos costes industriales y de comercialización que se han atacado con menos decisión que los de los recursos humanos y periodísticos, amen de las costosas estructuras que tienen algunos medios que cotizan en el mercado de valores.
Si el nuevo modelo de EL PAÍS va a ser el de las superestructuras directivas e industriales y el de los recortes de empleo en la base periodística y de de contenidos, entonces empiezo a coincidir con Juan Luis Cebrián en que los periódicos están poco menos que moribundos.







jueves, 4 de octubre de 2012

CONTROLAR EL MENSAJE Y AL MENSAJERO

El control de las redes y sistemas de comunicación es algo en lo que se está invirtiendo grandes cantidades por parte de la mayoría de gobiernos. Nuestro grado de intimidad es inversamente proporcional a ese gasto.
Dos casos recientes y bien diferentes me llevan a hacer alguna reflexión. Uno es la solicitud del juez Pedraz a las compañías GOOGLE, TWITTER y FACEBOOK  para que se le faciliten los datos de los individuos que estaban detrás de determinados mensajes durante la manifestación del 25 S. Otro, bien diferente, es la intención del grupo UNIDAD EDITORIAL  de regular las comunicaciones que hacen sus periodistas a través de las redes sociales para que éstas no se alejen  de la línea editorial de sus cabeceras.
No pensemos que este es un tema propio de nuestro país. La CIA , a través de su fondo de inversión IN-Q-TEL  está adquiriendo diferentes tecnologías para monitorizar el comportamiento de los ciudadanos con intención de conocer y predecir acontecimientos de determinados movimientos sociales , además de los de terrorismo y seguridad nacional.
Los sistemas de espionaje legal de las comunicaciones están desarrollados en casi todos los países. En España en 2001, durante el gobierno de Aznar, se inició el desarrollo del SITEL (sistema integrado de escuchas telefónicas). Mediante un concurso secreto se pasó a que determinadas empresas gestionaran directamente para la Dirección General de la Policía y la Guardia Civil, en un ordenador central, la intervención de las llamadas en tiempo real, a requerimiento de los jueces, y sin necesidad de pedir estos datos a las compañías telefónicas. En cualquier momento desde un ordenador de la policía se puede acceder a la localización de un móvil y a las llamadas y mensajes de texto de cualquier ciudadano, siempre con la autorización del juez.
Se me hace extraño que SITEL no haya desarrollado también su propios sistema para detectar qué personas estamos detrás de cada mensaje enviado mediante una dirección IP de un ordenador o móvil con conexión a internet y el juez tenga que recabar información de las compañías que explotan las  redes sociales y correos electrónicos.
Pero a lo que voy. Controlados, de una u otra manera, lo estamos. No hay duda, y cada cual es libre de renunciar a su privacidad y de exponer sus opiniones sabiendo que desde el momento que suben a una red social ya no le pertenecen y además son monitorizadas, no solo para venderle un producto, sino para ser seguido si la justicia lo ordena.
En el otro lado está el intentar controlar y modular los mensajes de los mensajeros . En este caso  los de los periodistas. Convertir lo que en los diarios se suele llamar el libro de estilo en un control del estilo de los mensajes que sus periodistas vierten en las redes sociales, se me hace harto complejo y más en estos momentos.
De hecho, las redes sociales estaban denostadas por algunos directores de medios y por algunos periodistas hasta hace poco tiempo. Hoy, vemos como los directores interactúan con los contenidos, con sus portadas y hasta con los lectores que les siguen. Parece imparable e incontrolable que se modere este circuito que lleva a un aluvión de opiniones de diferente signo.
Hoy en día cuando un colectivo, incluso el de las redacciones de los diarios, no aparece en un medio de comunicación porque reivindica sus precarias condiciones laborales o lo que sea, aparece en las redes sociales y luego, incluso, llega a ser noticia.
Controlar al mensajero ya es una realidad: Quién lo envía, a qué hora, desde que sitio y dispositivo y hasta en que tono lo escribe o pronuncia. Controlar el mensaje que se envía comienza a dar pánico.
¿Por qué les está dando a muchos por "modular" tantas cosas, manifestaciones incluidas?

Dejo un enlace de eldiario.es sobre un estupendo reportaje de Juan Luis Sánchez que lo explica muy bien. http://www.eldiario.es/politica/Puede-Facebook-entregar-personales-Policia_0_54245023.html

y os dejo un enlace a mi novela Tienes que Contarlo que cuando la publiqué, este año, no pensaba que la ficción fuera tan real y que el control de las redes sociales fuera tan inquietante.