martes, 15 de noviembre de 2011

PERIODISTA PERNAU

Acabo de regresar de viaje. Me pilló la noticia de la muerte de Josep Pernau mientras esperaba en el aeropuerto el aviso de embarque de mi avión. Maika Navarro, la magnífica periodista de El Periódico de Catalunya, lo tuiteó  y mi corazón dio un vuelco. Hacía unos días que había pensado en él, en qué sería de su vida...le vi desaparecer de su Opus Mei en El Periódico hace un tiempo y sabía que su salud estaba maltrecha... pero quizás pensaba que personas como él, sobrevivientes y luchadores , nunca se irían de nuestro lado.
No me gustan los obituarios, ni siquiera acudir a los cementerios a despedir a los muertos. No me siento cómodo al hablar bien, por costumbre, de los que nos han dejado : resaltar sus virtudes y ensalzar sus bondades.
Pero en el caso de Josep, quiero hacer una excepción, me apetece hacerla: Iré mañana, quizás más que a despedirle, a recordarle.
Pernau fue un PERIODISTA , yo no puedo hablar de él como lo hacen sus compañeros Antonio Franco, Bastenier, Jaraba... o un sinfín de colegas y amigos de profesión de Josep. Ni siquiera soy periodista. Yo no pude recibir sus consejos magistrales ni siquiera batallar a su lado por las otras miserias que tuvo la prensa en el pasado, que las tuvo. Tampoco pude estar codo a codo con él cuando había que editorializar en situaciones más que difíciles...
A Pernau lo conocí en persona cuando llegó del BRUSI (Diario de Barcelona) a El Periódico, hace ya !uff! ¿veinte años?. A mi me tocaba eso que los periodistas llamaban "llevar las cuentas del diario". Creo que él también lo llamaba así a eso de gestionar con un equipo la cabecera catalana.
Enseguida me cayó bien. Me pareció que alguien tan irónico, a veces punzante, y siempre certero desde los tiempos en que utilizó  la máquina de escribir hasta aquellos en  que se la cambiaron por un ordenador, era alguien muy consecuente consigo mismo y con sus lectores en tan dilatada trayectoria en los periódicos. Al trabar relación con él , supe enseguida, no quería decirlo de alguien que nos ha dejado, una buena persona. Muy buena persona.
Recuerdo que me encantó cuando Pernau empezó a meterme en problemas. Gobernaba CIU y Pernau les causaba "malestar"  con sus columnas. Le tocaba la llaga al poder de entonces con sus crónicas y éstos cuando tenían que "conceder" una emisora de radio o una miserable subvención (porque se concedían y conceden subvenciones) , se atrevían a "restregarme" sus columnas. Yo me iba del Palau de la Generalitat más satisfecho que cuando había entrado. Claro que sin emisoras y con algún proyecto que otro en la cuerda floja.
No se lo dije nunca a Josep. Jamás le comenté que sus enemigos ideológicos en el poder,coleccionaban sus artículos y se enrabiaban con ellos. Gracias Josep. Te lo debo desde hace muchos años.
Disfrutaba con Pernau y Cadena cuando contaban sus batallitas periodísticas y me gustaba tenerlos en El Periódico con su experiencia aplicada a aquellos momentos. Pernau actualizaba el periodismo a cada golpe de teclado en su ordenador y yo quería creer que ese era el futuro que nos esperaba en los medios. No fue así. No ha sido así. Todos tenemos bastante culpa de haber olvidado aquella lección que nos daba cada día. Quizás nos hubiese ido mejor.
Cuando en 2005 , tres años después de haber dejado yo de "llevar las cuentas de El Periódico. Josep vino a vernos a nuestra editorial con un manuscrito de sus memorias bajo el título : "Confieso que soy periodista", me lo leí de un tirón y lo publicamos.
Creí entonces, como sigo creyendo ahora, que Josep Pernau me ofrecía el mayor regalo que se le podía dar a alguien que sigue teniendo pasión por los medios de comunicación y por el buen periodismo.
Confesando que era periodista , Pernau nos dio muchas claves de lo que hoy está sucediendo en la profesión y , como siempre, lo hizo con humildad y con esa ironía tan certera que, de del dibujo que hizo del pasado le salió una fiel fotografía del presente.
Vale la pena seguir a Pernau. Yo, en lo que pueda lo seguiré haciendo aunque él ya no esté para contárnoslo.

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