jueves, 29 de julio de 2010

¿EN TIERRA DE NADIE?

Un amigo , experto en publicidad y un gran comunicador, siempre me aconsejó no titular con interrogantes. Pierdes fuerza, intensidad y hasta credibilidad y destilas falta de afirmación y convicción sobre lo que deseas transmitir, afirmaba. Siempre titula con contundencia y en afirmativo. Hoy no le hago caso y arriesgo a que lo que exprese a continuación quede diluido como un azucarillo en agua , desteñido de realidad y más próximo a los sentimientos , que suelen interpretarse con mayor ligereza que la denominada realidad objetiva.
Almorzaba con unos amigos catalanes de toda la vida. De aquellos amigos con los que has compartido todo y de todo.
Inevitablemente surgió el tema de la política catalana y de sus últimas actuaciones en torno al Estatut, los toros, las veguerías y las comisiones anticorrupción. Tenemos todos una edad en la que no nos rasgamos las vestiduras ante estos y otros temas y sin necesidad de estar de vuelta de todo, porque sabemos que es la forma de no estar en ningún sitio.
Uno de mis amigos comentó que ya no sabe si se siente catalán y español, me siento en tierra de nadie. El es y, siempre lo ha sido por nacimiento y por sentido identitario, según se dice ahora, tan catalán como español. Creo que todos los que estábamos en este almuerzo nos sentimos como él .
Los políticos de aquí (Catalunya) y los de ahí (España) , los que tienen las mismas siglas aquí y allí e incluso los que sólo tienen marca catalana , interpretan unas realidades y, sobre todo unas prioridades, que se asemejan a los de los que estábamos en este almuerzo como un huevo a una castaña.
No me atrevo a decir que no representen a la mayoría de los ciudadanos de aquí o de allí. Sinceramente no lo sé. Puedo intuir que , en especial las últimas semanas, se han desmarcado del país España, del país Catalunya y hasta del planeta Tierra. Sí, seguramente sean extraterrestres cuya cultura y lenguaje no alcanzamos a entender.
Nos sentimos como en dos bandos. Con todos sus matices, pero o nos ponemos del lado de España o del lado de Catalunya , nos vienen a decir nuestros políticos.
Deciden algo aquí y nos lo corrigen allí. Deciden algo allí y lo reprobamos aquí. Hasta ahí no está mal en el juego tradicional de los políticos y sus identidades o intereses, pero lo peor es que cuando se aprueba una cosa aquí, como la prohibición de los toros, allí ya están dispuestos a enmendarles la plana y a salvarnos del desaguisado que han cometido los de aquí.
Unos cuantos catalanes-españoles, que no representamos a nadie más que a nosotros mismos, estamos cansados de ser defendidos aquí de guerras inexistentes en la lengua, en los toros y hasta en la división del territorio catalán , hartos ya de que se prohiban las cosas que se mueren, o no , por si solas, preocupados porque el punto de mira de los políticos esté puesto en el infinito abstracto y en la identidad diferencial más que en la realidad de la calle y en las medidas que han de tomar para que la gente tenga un puesto digno de trabajo y se sienta persona allá dónde quiera vivir, sea aquí o allí.
Hasta el gorro de tener que justificarnos allí y aquí por ser catalán y sentirte tan catalán como español.
Pero sin esta guerra que alimentan los dos bandos y que es su guerra, no la de la calle, sino la de los sillones de los parlamentos, la de las ruedas de prensa y la de los mítines descalificadores creen algunos políticos que dejarían de existir porque no tendrían razón de ser.
Pónganse las pilas, señores de la guerra política, porque lo peor que nos podría pasar, aquí y allí, es que los ciudadanos rehusaran ejercer su derecho y deber democrático de acudir a las urnas. Todos perderíamos con la abstención.
Hoy , en este almuerzo , los que no representamos a nadie y con diferentes trayectorias de voto político en las pasadas elecciones, nos hemos sentido que en esta guerra nos habíamos quedado en tierra de nadie, que es la peor de las situaciones porque acabas recibiendo de todas partes.

1 comentario:

Juan Antonio Hernández García dijo...

Te he enviado un mensaje por Facebook, subscribo la totalidad de tu artículo.
JUAN ANTONIO HERNÁNDEZ GARCÍA