Me atrevo a afirmar que la mayoría de los rediseños de los diarios con cierta solera y antigüedad, generan un desconcierto inicial en sus lectores habituales que se puede trasladar en una bajada de ventas temporal.
Muchos lectores se sienten perdidos ante los nuevos cuerpos y tipos de letras, los ladillos y las nuevas secciones que incorporan los diseñadores bajo la atenta y preocupada mirada de la dirección de la empresa periodística y de la redacción.
Cuando el nuevo diseño va acompañado de un cambio de formato o de una alteración del número de columnas de la página el riesgo de deserción temporal aumenta.
Si además te cambian las secciones habituales de página y no eres capaz de conseguir el ritmo y orden de lectura con la rapidez de siempre... muchos lectores elevan sus quejas y acaban por tirar la toalla en las primeras semanas.
Ciertamente no hay nada tan tradicional y conservador como el hábito en la lectura del periódico que adopta cada lector cotidianamente.
El rediseño despista tanto como si te cambian el café con el que te desayunas diariamente. Cuesta acostumbrarse y , a lo mejor, lo acabas adoptando si no puedes prescindir de él.
La mayoría de estos cambios se suelen afrontar por parte de los diarios con continuos tests entre los lectores. Se les muestran algunas páginas renovadas , se les pide el parecer y , la mayoría de las veces, se les suele interpretar mal o no se les hace caso porque la decisión ya se ha tomado en los despachos de la dirección del diario.
ABC , diario centenario, ha vuelto a rediseñar el diario "para situarlo en los nuevos tiempos que corren", la última vez lo hizo el diseñador neoyorquino Milton Glaser el balance no fue muy positivo.
No entraré en juzgar el diseño de ABC porque no es mi diario de cabecera, pero como sus editores saben, pasadas unas semanas será la hora en que el lector habrá hablado y , por si acaso, mejor escucharle y corregir lo necesario. El diseño no es estático y el mejor rediseño es el que se hace gradualmente y no abruptamente.
Esperemos que el nuevo café no le amargue mucho al lector de ABC. A mí, que no lo seguía diariamente, me parece más limpio, con menos texto y menos abigarrado, pero yo no valgo para
el test. No soy público objetivo.
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